Este dolor no es mío

Este dolor no es mío

Autor del libro: Mark Wolynn

Lecciones libros

Todos podemos estar expuestos a vivir algún hecho traumático, desde un delito, un asesinato, la muerte temprana de algún familiar, el suicidio de algún miembro de nuestra familia, un abandono, solo por mencionar algunos, puede ser que hayamos sido nosotros los que vivimos o presenciamos el trauma, pero también puede ser que fue un miembro de nuestro sistema familiar el que fue afectado emocionalmente por ese hecho, y nosotros, sin saberlo, pasamos a heredar ese trauma. Los efectos de los traumas no resueltos pueden (y suelen) pasar de una generación a la siguiente, lo que quedó por resolver en el pasado influye en nuestro presente, y nos guste o no, la historia de nuestra familia es nuestra historia.

Desenterrar las imágenes que más nos resuenan y aterran es la clave para alcanzar la curación. Cuando dentro de nosotros se presentan fragmentos de traumas (propios o de nuestros antepasados) podemos descifrarlos por medio de pistas que encontramos en las palabras y frases que decimos (frases que hacen alusión a nuestros miedos más profundos y que tienen una carga emocional). Cuando un trauma es tan abrumador, muchas veces no podemos describirlo con palabras, por lo que puede pasar a quedarse en nuestro inconsciente, en forma de recuerdos, sensaciones corporales, imágenes y emociones. Nuestro inconsciente puede almacenar nuestros recuerdos traumáticos y también los de nuestros antepasados que aún están en espera de ser resueltos. 

Aquí entra el primer concepto: nuestro lenguaje nuclear, que son las palabras con las que describimos nuestros miedos y nuestras quejas. Y es que prestar atención a nuestras palabras puede guiarnos a encontrar el origen de nuestros miedos (busca las palabras que tienen la máxima resonancia emocional). Empieza por pensar en cuál es tu mayor miedo, también puedes imaginar, en tu opinión, qué es lo peor que podría pasarle a una persona. (Ejemplo de una paciente mencionada en el libro: “seré una fracasada, me volveré loca, acabaré en un psiquiátrico y terminaré por suicidarme”). Esto será tu queja nuclear.

Nuestra queja nuclear puede llevarnos hasta un trauma (nuestro o de alguien más) que quiere ser recordado antes de que le demos un descanso definitivo. Para lograr desenterrar un trauma, antes debemos detenernos un momento a analizar cuáles son los sentimientos que albergamos hacia nuestros padres. Recuerda cuando eras niño, y escribe libremente cómo describirías a tu madre, mi madre era… (deja que fluya, escribe libremente las características con las que la describirías). Repite el ejercicio pero ahora con tu padre, descríbelo libremente.

Ahora analiza las palabras con las que los describiste, ve si albergas resentimientos o acusaciones hacia tus padres, es importante hacer las paces con nuestros padres (nos traerá beneficios como mejor salud, una mayor productividad y la habilidad de construir mejores relaciones personales y de pareja). Aunque no podemos cambiar a nuestros padres, si podemos cambiar el modo en que los tenemos dentro de nosotros. Las palabras con las que describimos a nuestros padres son nuestros descriptores nucleares. Ahora sigue encontrar nuestra frase nuclear, dejándonos guiar por nuestra queja nuclear, la frase nuclear evoca el peor de nuestros miedos. Mi peor miedo / lo peor que me podría pasar es… (Suele sonar del tipo: “Estaré solo”,  “les fallaré”,  “lo perderé todo”,  “me abandonarán”,  “perderé el control”, “me humillarán”).

La frase nuclear está cargada de sensaciones y sentimiento de miedo, si la pronunciamos en voz alta, es capaz incluso de sentirse en nuestra sensación corporal (Ejemplo de la frase nuclear de una paciente mencionada en el libro: “Me sentiré siempre sola y excluida”). Una vez que hayas encontrado tu frase nuclear, repítela en voz alta, y detente a pensar, si ese miedo sale realmente de ti, o si piensas que hay algún miembro de tu sistema familiar que pudiera tener o haber tenido razones para sentir el miedo que tú estás sintiendo.

La frase que expresa nuestro mayor miedo puede guiarnos hacia un trauma anterior que se dio dentro de nuestro sistema familiar, nuestro trabajo ahora es trazar un puente hacia el trauma no resuelto. Este trauma será el trauma nuclear, hay dos formas de desenterrar el trauma nuclear, la primera es por medio de preguntas puente, que son preguntas que nos ayudan a relacionar el presente con el pasado, ¿A quién de mi familia pudo haberle pasado eso a lo que yo le tengo miedo?. La segunda forma es trazar un genograma familiar (estará detallado en la sección de ejercicios prácticos). Si somos capaces de relacionar el trauma nuclear con su portador original, entonces lo que antes estaba oculto se vuelve una oportunidad para sanar.

Estamos conectados con nuestros familiares cuyos miedos y traumas hemos heredado, nuestra queja nuclear son las palabras con las que describimos nuestras preocupaciones y nuestras quejas. Los descriptores nucleares son los adjetivos y palabras con las que describimos a nuestros progenitores, luego entonces hayamos nuestra frase nuclear, que es el lenguaje con el que describimos el peor de nuestros miedos, y entonces hallamos el trauma nuclear, que es un hecho abrumador en nuestra familia, oculto detrás de nuestro lenguaje nuclear. 

Usando las palabras adecuadas, podemos liberarnos y dejar de cargar con el trauma heredado. Cuando logramos identificar el trauma que nos está deteniendo para vivir plenamente, y además logramos identificar al miembro de nuestro sistema familiar al que ese trauma le pertenece originalmente, podemos sanar el trauma y sanar nuestra relación con su portador (puede que siga vivo o no) por medio de frases curadoras. Frases como por ejemplo: “Te prometo que viviré plenamente mi propia vida, en vez de volver a vivir lo que te pasó a ti”, “Siempre estarás en mi corazón”. De este modo, podemos dejar ir esta carga que antes era nuestra. 

Podemos acompañar estas frases curadoras con imágenes, cuando cerramos los ojos y visualizamos imágenes curadoras, activamos regiones en el cerebro (córtex prefrontal izquierdo) asociadas a emociones positivas y sensaciones de bienestar. Podemos cerrar los ojos e imaginarnos que nuestro familiar al que le pertenece el trauma está ahí frente a nosotros, podemos imaginar que nos da su bendición para vivir nuestra vida plenamente, que nos agradece por haber tratado de cargar con ese trauma por nuestra cuenta, pero que ya es hora de que lo soltemos y seamos felices y plenos, con su bendición, imagina cómo sanas el vínculo con él o ella, imagina que se abrazan y absorbe todo ese amor. 

Practicar constantemente frases e imágenes curadores pueden ayudarnos a reforzar una relación con un ser querido, además pueden ayudarnos también a sanar el vínculo con nuestra madre, si es que este se ha fracturado. Cuando estábamos en el vientre materno, nuestra madre era todo nuestro mundo, al nacer, su tacto, su cuidado y su olor son nuestro contacto con la vida. Si en algún punto este vínculo se rompió, puede romperse también nuestra sensación de seguridad, de vitalidad, podemos sentirnos desprotegidos o abandonados.

Cuando culpamos o rechazamos a uno o a ambos de nuestros padres, puede que también proyectemos sobre nuestra pareja las quejas que tenemos sobre nuestros padres. La solución es buscar traer a nuestros padres a nuestro corazón, la reconciliación depende de lo que hacemos nosotros, es un cambio que se produce en nosotros. Pensar en alguna buena acción que hicieron nuestros padres por nosotros, en alguna imagen tierna, en alguna acción donde expresaron su amor hacia nosotros puede ayudarnos a soltar sentimientos de rencor o de culpa hacia ellos y comenzar un proceso de sanación. Algunas frases curadoras que podemos decir hacia nuestros padres (en nuestra mente o en persona): “Aceptaré tu amor como tú me lo das, no como yo quiero que sea”, “Me has dado mucho, muchas gracias”, “Gracias por haberme dado el don de la vida, te prometo que no la desperdiciaré”.

Somos la continuación de nuestros antepasados, hay sentimientos que no son nuestros, sino que los hemos heredado de nuestro sistema familiar, recuerda que esos sentimientos ya los has dejado y que tus familiares ahora te apoyan y te consuelan para que vivas una vida plena, repite las veces que sean necesarias, ese es el camino a la curación.

5 lecciones importantes del libro:

• Nuestra naturaleza humana hace que cuando un dolor es demasiado grande lo evitemos, pero al querer evitar esos sentimientos de dolor estamos cerrando la oportunidad al proceso natural de curación, es nuestra elección si queremos que del dolor resulte fuerza o aflicción para nosotros.

• Nuestro inconsciente es capaz de almacenar recuerdos traumáticos nuestros y de nuestros antepasados, podemos guardarlos como fragmentos de recuerdos, imágenes y emociones. Así que si, los traumas familiares se pueden heredar a las generaciones siguientes.

• Uno de los vínculos más poderosos que existen son con las personas que nos trajeron al mundo (nuestros padres), tener este vínculo fracturado puede tener efectos negativos en nuestra vitalidad, nuestra salud y nuestro éxito. Lo ideal es que los padres den y los hijos reciban, querer cargar con las cargas y los sufrimientos de nuestros padres rompe este orden natural, al asumir cargas que no nos corresponde llevar estamos perdiendo la experiencia de recibir, y esto puede, en un futuro, traernos dificultades en nuestras relaciones personales. Si queremos alegría, relaciones de pareja y personales de calidad, mejor salud y más productividad, tenemos que reparar nuestra relación con nuestros padres cuando esta se encuentra fracturada. No podemos cambiar a nuestros padres, pero si podemos cambiar el modo en que los tenemos en nuestro corazón.

• Nuestras quejas, nuestros problemas y nuestros miedos pueden ser señales que nos guíen hacia algo que está esperando a ser resuelto.

• Cuando un hombre rechaza a su padre, se distancia de su masculinidad. Cuando una mujer rechaza a su madre se aleja de su feminidad. Un hombre que ama a su padre abraza su masculinidad, una mujer que ama y respeta a su madre se siente cómoda con su feminidad.

Ejercicios prácticos:

• Describir a nuestros padres

Describe a tu madre (escríbelo en papel, no te limites a solo pensarlo o hacerlo mentalmente)
Mi madre era…
Si hay algo de lo que la culpas, escríbelo también
Culpo a mi madre de…

Describe a tu padre (de igual forma, escríbelo en papel,  no te limites a solo pensarlo o hacerlo mentalmente.
Mi padre era…
Si hay algo de lo que lo culpas, escríbelo también
Culpo a mi padre de…

Escríbelo todo, deja que fluya naturalmente, no trates de corregir o enmendar lo que escribiste, desahoga todos los sentimientos positivos y negativos que sientes hacia ellos. Hay ocasiones en que podemos albergar hacia nuestros padres sentimientos de no haber recibido lo suficiente o lo que necesitábamos, lee lo que escribiste y ve si no hay albergas acusaciones o resentimiento hacia ellos. El resentimiento es capaz de corroer nuestra paz interior, cuando tenemos sentimientos positivos hacia nuestros progenitores tendemos a ver la vida de una manera positiva, tendemos a albergar sentimientos de seguridad y de que cosas buenas iremos recibiendo de la vida. Es importante que hagamos las paces con nuestros padres, no podemos cambiarlos, pero sí podemos cambiar el modo en que los tenemos dentro de nosotros.

• Crear nuestro genograma

En una hoja de papel haremos el esquema de nuestra familia (una representación de nuestro árbol genealógico), representa a los hombres de tu familia con cuadrados y a las mujeres con círculos. Incluye a tus padres, hermanos, abuelos, bisabuelos, tías y tíos. A lado de cada familiar, escribe los traumas y destinos difíciles que tuvo que vivir.

 

Ejemplo: ¿Quién se marchó de la familia?, ¿Quién sufrió un abandono?, ¿Quién fue rechazado / excluido de la familia?, ¿Quién tuvo un aborto?, ¿Quién vivió un delito?, ¿Quién perdió todas sus posesiones?, etc.

 

En el encabezado del genograma coloca tu frase nuclear (el peor de tus miedos), observa a cada miembro de tu familia con detenimiento, busca patrones de acuerdo a las experiencias que ellos vivieron, busca quién de ellos tendría motivos para sentirte como tú te sientes, a quién de ellos podría pertenecer el miedo con el que estás cargando. Por último, contempla tu genograma con tranquilidad, absorbe toda la energía de ambos lados de tu familia (tanto el materno como el paterno), compara ambos lados, ¿cuál de los dos lados se te hace más pesado?, ¿cuál te genera una sensación de carga?, ¿cuál miembro de tu familia crees que tuvo una vida más difícil?. Cuando logras establecer la relación, lo que era oculto ahora es una oportunidad para la curación y la reconciliación.

• Imágenes y frases curadoras.

Implementa prácticas de visualización por medio de imágenes curadoras, donde cierras los ojos e imaginas a los miembros de tu sistema familiar con los que tienes un vínculo que tiene que ver con el trauma, respira hondo, diles a estos familiares que los respetas y respetas lo que les pasó, diles que no los olvidarás y que serán recordados con amor, imagina que la o las personas tienen ahora sentimientos de paz y de amor, visualiza que te dan su amor y bendición para seguir con tu vida, libre de cargas. Acompaña estos ejercicios de visualización con frases curadoras que ayudan a restaurar los vínculos familiares. Ejemplo: “Siempre estarás en mi corazón”, “ Te prometo que viviré mi vida con plenitud, en vez de volver a vivir lo que te pasó a ti”.

 Frases favoritas del libro

“Por entonces no había caído todavía en cuenta de que, cuando intentamos resistirnos a algún sentimiento doloroso, lo que solemos conseguir es prolongar ese mismo dolor que queremos evitar”. Mark Wolynn.

 

“¿Con quién preferirías estar en un campo de batalla? ¿Con alguien que ya ha pasado por adversidades y sabe defenderse? ¿O con alguien que no ha tenido que luchar nunca?”. Rachel Yehuda.

 

“La creación empieza por la imaginación” George Bernard Shaw.

 

“El inconsciente insiste, se repite y casi tira la puerta abajo con tal de hacerse oír”. Annie Rogers.

 

“Esa misma cueva en la que te da miedo entrar resulta ser el origen de lo que estás buscando”. Joseph Campbell.

 

“Estos sentimientos no son míos. Solo los he heredado de mi familia”. Mark Wolynn.